AMOS Y BORIS

«¿Cómo podrá ayudarme ese ratoncito? Con lo pequeño que es…».

«¡Qué alivio estar a salvo de nuevo!»

Amos y Boris es un álbum para atesorar. Es de esos cuentos para niños que explican, con sencillez y con humor, temas tan complicados como el de la diversidad, el peligro, la reciprocidad, la voluntad, la realización de los deseos, la prudencia y la adversidad. Pero, sobre todo, es Amos y Boris una historia de aventuras y de amistad.

Amos es un ratoncito que decide hacer realidad sus sueños: construye una embarcación y se lanza al océano. Boris es una ballena que viaja a una convención cuando es sorprendida por el roedor que, por un despiste, ha caído al mar y está a punto de ahogarse.

«Día y noche subía y bajaba, subía y bajaba, sobre olas grandes como montañas…».

Es así como se conocen los protagonistas que construyen una amistad que durará para siempre. No importa que no puedan mantener el contacto en el tiempo —uno es un mamífero de tierra y el otro lo es de mar—, pues cuando llega el momento de ayudar a la ballena, que queda varada en la playa, Amos encuentra la forma de socorrer al voluminoso cetáceo.

¡Qué cuento tan emocionante! Hay momentos en los cuales la vida parece escaparse, pero es bueno saber que donde hay un amigo hay una salida.

«—¡Ayuda! —chilló mientras intentaba agarrarse al ‘Roedor’».

William Steig (1907-2003), creador de muchos personajes infantiles, como el famoso Shrek, ganó la Medalla Caldecott en 1970. Steig le encomendaba a la fantasía la tarea de despertar la curiosidad del pequeño lector, pero con una condición: tenía que dejar entrever la realidad. La aburrida ñoñería no tiene espacio en sus libros.

Amos y Boris tiene ilustraciones suaves, acuareladas y tintadas. Está traducido por Jorge de Cascante, tiene las tapas duras, formato rectangular y se encuentra dentro del catálogo de la editorial Blackie Books. Está recomendado para niños a partir de tres años, pero es un álbum que la edad no puede raptar.

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