ANÁLISIS DE CONCIENCIA
«Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.»
(Mateo 3:2)
Selene, Albert Aublet, óleo sobre lienzo, 1880.
ANÁLISIS DE CONCIENCIA
Rezaba arrodillada ante el oratorio de su habitación, el tiempo corría y ella quería regalar paz a su espíritu.
Concha de tortuga, ébano, marfil y Palo Santo adornaban la estancia; sobre la mesilla de noche —al lado de la taza con aloja— la Guía de Pecadores, de Fray Luis de Granada, ocultaba teatrales novelas de amor: verdadera causa de su perdición, pues le llenaron la cabeza de pájaros de bellos plumajes que, con el pasar de los años, se convirtieron en cuervos.
La sala de los tesoros, tan envidiada y codiciada por su entorno, acumulaba una gran fortuna obtenida en noches intensas de pasiones breves. La vida había pasado deprisa y ahora, con el dolor convertido en mueca, extendía los brazos pidiendo el indulto.
Escuchó el canto del gallo —ave que saluda en nombre de Dios a los mortales—. Y supo que su hora había llegado.
«¡Oh…, gozo infinito! ¡Perdón! ¡Paz!», son las palabras que pronunció antes de que su conciencia se transformase en destello.
Dolores y los monstruos creíbles.
El cultivador de melodías. Relato.
El petirrojo, los burros y las garzas…