APROXIMACIÓN A LA REVISTA ORÍGENES

«Orígenes es, realmente, un enigma poético más».
Eliseo Diego

Algunas de las firmas de «Orígenes», afiche del blog «El copo y la rueca». De izquierda a derecha: José Lezama Lima, Ángel Gaztelu, Fayad Jamís, Carmelo González, Juan Ramón Jiménez, Cintio Vitier, Eliseo Diego, Guy Pérez de Cisneros, Gastón Baquero, Fina García Marruz, Cundo Bermúdez, Amelia Peláez. 

Digo que tengo suerte, pues conservo dibujos de cuando era niña, así como también guardo varios textos que escribí durante mis estudios universitarios. Son trocitos de mi vida que han sorteado los obstáculos que un largo exilio y muchas mudanzas ponen a los papeles que el tiempo emborrona de ocres, cuando no los hace desaparecer.

Sé que sobre la revista Orígenes hay ríos de tinta reveladora, ya que lo cubano encontró en esta publicación el espacio idóneo para expresarse más allá del grito fatalista, de exagerada emotividad, del neorromanticismo tropical y más allá de las ataduras del aburrido y oficialista academicismo, aunque hay que decir que hubo magacines que prepararon el terreno. Esos magacines han sido considerados «origenistas».

Algunas de las firmas de «Orígenes», afiche del blog «El copo y la rueca». De izquierda a derecha: Lorenzo García Vega, Lydia Cabrera, Mario Carreño, Vicente Aleixandre, Luis Martínez Pedro, Mariano Rodríguez, Paul Valéry, Víctor Manuel, Luis Cernuda, María Zambrano, José Rodríguez Feo, Virgilio Piñera.

El proyecto lezamiano, secundado por intelectuales de espíritu humanista, era dar a la poesía, a la prosa y al arte un espacio donde mostrar nuestra identidad nacional a través de estéticas contemporáneas, como la dadaísta, la art déco, la expresionista, la cubista, la surrealista, la abstraccionista… El proyecto también deseaba acercar al lector las novedades foráneas.

Poetas, literatos, ensayistas, críticos y artistas plásticos, nacionales y extranjeros, convirtieron a Orígenes en un festín para el que desea enriquecer las arcas de su saber.

Algunas de las firmas de «Orígenes», afiche del blog «El copo y la rueca». De izquierda a derecha: Julián Orbón, James Johnson Sweeney, Paul Éluard, Wifredo Lam, Jorge Arche, María Rosa Lida, Manuel Altolaguirre, Pedro Salinas, Gabriela Mistral, José Ferrater Mora, Aimé Césaire, Agustín Pi.

Hoy traspaso a mi blog, entre sorbos de café y una gata que me observa, un texto que escribí cuando estudiaba Teatrología y Dramaturgia en el Instituto Superior de Arte. Aproximación a la revista Orígenes debe información a Sobre diez poetas cubanos, ensayo de Cintio Vitier, y a lo publicado en sus cuarenta números —otro tesoro que pude rescatar de nuestra biblioteca habanera—. Tecleo porque pienso que te puede interesar. Tecleo porque quiero que este artículo, que cumple cuarenta años de escrito, tenga una nueva oportunidad.

*

APROXIMACIÓN A LA REVISTA ORÍGENES

«No le interesa a Orígenes formular un programa, sino ir lanzando las flechas de su propia estela».
José Lezama Lima

Aproximación a la revista «Orígenes», mi manuscrito.

En carta a Cintio Vitier, relacionada con Diez Poetas cubanos 1937-1947. Antología y notas (1948), el ensayista mexicano Octavio Paz escribió:

«Pocos se han dado cuenta de la originalidad de los nuevos poetas cubanos. Su antología contribuirá a destacarla y a proponerla a la atención de todos los que aman la poesía. Gracias a su libro se descubre una generación ejemplar. La única, que yo sepa, que se ha rehusado a continuar los ejercicios académicos a que están entregados casi todos los poetas de América y de España (…). De su libro se irán desprendiendo algunos nombres, llamados a ser excepcionales en la poesía de nuestra lengua y de nuestro tiempo».

Las palabras de Octavio Paz demuestran por qué Orígenes voló por encima de sus fronteras.

Diez poetas cubanos, 1937-1947. Antología y notas, Ediciones Orígenes, La Habana, 1948.

En el primer número de Orígenes —Primavera de 1944— encontramos una especie de manifiesto. La nota introductoria, que está firmada por los editores José Lezama Lima, Alfredo Lozano, José Rodríguez Feo y Mariano Rodríguez, aclara al lector el objetivo de la publicación:

«No le interesa a Orígenes formular un programa, sino ir lanzando las flechas de su propia estela (…). Nos interesa ir subrayando la toma de posesión del ser (…). Nos interesa, fundamentalmente, aquellos momentos de creación en los que el germen se convierte en criatura y lo desconocido va siendo poseído en la medida en que esto es posible y en que no engendra una desdichada arrogancia».

Orígenes buscó, por sobre todas las cosas, defender la obra que es fruto de la individualidad. Así dice otro de los párrafos que dan inicio al primer número:

«La libertad consiste para nosotros en el respeto absoluto que merece el trabajo por la creación, para expresarse en la forma más conveniente a su temperamento, a sus deseos o a su frustración, ya partiendo de su Yo más oscuro, de su reacción o acción ante las solicitaciones del mundo interior, siempre que se manifieste dentro de la tradición humanista, y la libertad que se deriva de esa tradición que ha sido el orgullo y la apetencia del americano».

En la primera entrega se publicó la entrevista que el curador estadounidense James Johnson Sweeney hizo a Marc Chagall. En la conversación, el pintor de las terneras, que han preferido volar a pastar, defiende el derecho que tiene todo creador a expresar su voluntad. Sus respuestas son una clara defensa a los ismos de su época. Chagall también aprovechó la ocasión para dejar claro que para él la obra plástica no es ajena al medio en el que vive quien le da vida. Dice: 

«El hecho que haya empleado vacas, lecheros, gallos y la arquitectura provinciana de Rusia, como fuentes de mis formas, se debe a que son partes del medio en el cual surgí y que, indudablemente, dejaron en mi memoria visual impresiones más profundas que todas las otras experiencias que he tenido.

»Todo pintor nace en alguna parte y aunque más tarde responda a las influencias de otros medios, cierta esencia, cierto aroma del lugar de su nacimiento impregna su obra (…). La marca vital que estas influencias dejan se observa en la escritura del artista».

En relación a sus imágenes pictóricas, pide:

«Pero, por favor, defiéndame contra la gente que habla de anécdota y cuentos de hadas en mi obra. Una vaca y una mujer son para mí una misma cosa: en un cuadro son, meramente, elementos de composición».

Y sobre el abstraccionismo afirma:

«Abstracto es para mí algo que vive espontáneamente a través de una escala de contrastes, a la misma vez plásticos y psíquicos, que infunde al cuadro y al ojo del espectador concepciones nuevas y elementos desconocidos».

II

Orígenes (viñeta de Mariano), año 1, número 1, primavera, 1944.

El primer número de Orígenes arribó al mundo bendecido por el éxito. Así describió el periodista francés Jean Michel Fossey la espera de nuevas entregas:

«Cuando un número salía, parecía la vecinería de un barrio cuando sale el pan, en la fiesta de la mañana, con esa alegría que percibimos también los coros de catedral cuando todos los barrios, todos los edificios, concurren al misterio de la alabanza».

Orígenes fue «un estado organizado frente al tiempo». El magacín logró lo que otros intentos editoriales no habían conseguido: rescatar la nacionalidad sin, como se aclara en el primer número, «superficiales mutaciones» y conquistando «la posesión del ser».

Pero la revista Orígenes (1944-1956) no surgió de la nada. Algo más ancianas que ella son Verbum (1937), Espuela de Plata (1939-1941), Clavileño (1942-1943), Poeta (1942-1943) y Nadie Parecía (1942-1944). 

Verbum, Espuela de Plata, Clavileño, Poeta y Nadie Parecía tenían la intención de rescatar la voz criolla y de ser superficie pulida donde la creación pudiera reflejarse sin sombras que la empañaran.

Sin embargo fue Orígenes, con José Lezama Lima liderando la idea y José Rodríguez Feo financiándola, quien hizo que «lo original», «lo secreto», «lo oculto» —el Santo Grial para el autor de La muerte de Narciso— se revelara a través de estéticas contemporáneas, dando a Cuba y al mundo una generación de intelectuales admirables.

Verbum, año 1, nº.1, junio, 1937.

Verbum (1937), que nació en la Escuela de Derecho y que poco tenía que ver con las leyes, contó, entre otros, con Lezama Lima, Guy Pérez de Cisneros, René Portocarrero, Ángel Gaztelu y Gastón Baquero. Verbum fue inaugurada por Juan Ramón Jiménez, autor relevante para los origenistas. Esta edición tuvo tres números, pero se despidió a lo grande: publicando Los poemas póstumos de Federico García Lorca y un homenaje de José Lezama Lima al padre de Platero y yo.

Espuela de Plata, que fue el principio de Orígenes, sacó su primer número a mediados de 1939 y añadió firmas como la de Luis Cernuda, José Ferrater Mora y Manuel Altolaguirre, la tercera figura literaria del exilio español que tuvo vínculos con el grupo de Lezama —Juan Ramón y María Zambrano se habían sumado anteriormente.

Espuela de Plata, nº. H, agosto, 1941.

Espuela de Plata también incorporó a Virgilio Piñera, Mariano Rodríguez, José Arche, Amelia Peláez, Alfredo Lozano, José Ardévol, Cintio Vitier, Fina García Marruz, Octavio Smith, Agustín Pi y Eliseo Diego.

Espuela de Plata, con sus viñetas y sus retratos, hermanó imagen escrita e imagen visual —idea que heredó Orígenes—. Esta revista dio presencia a pintores, a traducciones de autores extranjeros, a colaboraciones de autores foráneos… ¡Oh…!, pero, aunque Lezama intentó salvarla, el intento se frustró. Sobre el fin de la publicación explicó Fina García Marruz: 

«Él solo, su voluntad sola, quería hacer ocupar a cada uno el sitio verdadero que ninguno de nosotros parecía interesado en ocupar. Pues no he conocido a nadie que tuviera mayor sentido del trabajo coral, para el cual los otros fuesen más que una necesidad, una suposición, de la misma manera que una luz encendida no necesita de las cosas que alumbra, pero las supone invenciblemente».

Espuela de Plata editó seis números. Sobre la finalidad de la misma escribió José Lezama Lima:

«Al cumplir Espuela de Plata su primer año de publicación, no desea ningún índice subrayador ni quiere mostrar más que la invisible estela de su sí. Un sí situado plenamente dentro de la gran tradición del silencio que se realiza y que se empeña en mostrar, cada vez con más eficacia, cuanto es posible hacer al margen de nuestras inútiles esferas oficiales de cultura, de la apestada burocracia oficial».

¡Vaya coincidencia que muestra el hilo con que se ha tejido un proyecto largamente meditado! Las palabras que dan inicio a Orígenes muestran propósito parecido al de Espuela de Plata: «No le interesa a Orígenes formular un programa, sino ir lanzando las flechas de su propia estela» —palabras de Lezama.

Clavileño, nº.1, agosto, 1942.

En 1942, luego de sepultada con honores Espuela de Plata, surgieron Clavileño, Nadie Parecía y Poeta. Todas ellas hermanas competitivas y savia de Orígenes.

Clavileño (1942-1943), que editó siete números, estuvo formado, entre otros, por Cintio Vitier, Eliseo Diego, Octavio Smith, Agustín Pi, Justo Rodríguez Santos, Fina y Bella García Marruz, René Portocarrero, Felipe Orlando y Gastón Baquero, quien le puso el nombre a la revista inspirándose en en el caballo de madera que aparece en los capítulos 40 y 41 de Don Quijote de la Mancha y que es montado por el Caballero de la Triste Figura y por Sancho para romper un encantamiento.

Poeta, nº.1, noviembre, 1942.
(Curiosidad: Virgilio estampó su firma en la portada de las dos ediciones.)

Poeta (1942-1943) editó dos números, fue fundada por Virgilio Piñera y compartió firmas con Clavileño.

Poeta, que reflejaba el temperamento de su creador, es ejemplo de la actitud provocativa de las vanguardias. Virgilio hizo de la intención de su revista una puya a navegantes: «Poeta es para los poetas de verdad», escribió en la carta que envió, el 14 de noviembre de 1942, a los directores de Nadie Parecía.

Nadie Parecía, nº.10, marzo, 1944.

Nadie Parecía (1942-1944) estuvo a cargo de José Lezama Lima y del presbítero Ángel Gaztelu y, como las otras publicaciones mencionadas, ofreció al lector poemas, pasajes de obras, cuentos, artículos, fragmentos de ensayos, traducciones…

Nadie parecía editó diez números y debe su título a una estrofa del poema Noche oscura del alma, de San Juan de la Cruz. Dice la estrofa de donde sale tan místico nombre: «Aquesta me guiaba / más cierto que la luz del mediodía / a donde me esperaba / quien yo bien me sabía, / en parte donde nadie parecía».

En la despedida de Nadie parecía, que tuvo lugar el mismo año en que nació Orígenes (1944), Lezama aconsejó:

«No caigamos en lo del paraíso recobrado, que venimos de una resistencia, que los hombres que venían apretujados en un barco que caminaba dentro de una resistencia, pudieron ver un ramo de fuego que caía en el mar porque sentían la historia de muchos en una sola visión. Son las épocas de salvación y su signo es una fogosa resistencia».

La estrofa de un poema de Francisco de Quevedo cede el paso a Resistencia, la nota con la que se despide Nadie Parecía. Y dice así: «Porque exceda a la cuenta tu tesoro, / a tu ambición, no a Júpiter engañas, / que él cargó las montañas sobre el oro. / Y cuando el ara en sangre humosa bañas, / tú miras las entrañas de tu toro, / y Dios está mirando tus entrañas».

Creo que Lezama Lima, además de dar forma poética al refrán que avisa del peligro de «dormirse en los laureles», también quiso que Resistencia advirtiera de las consecuencias de la desunión provocada por la ambición personal desmedida. Pero qué difícil es remar hacia buen puerto cuando cada remero, de talento brioso, quiere ser epicentro. 

En1944, en la estación en la que los mangos van endulzando el paladar que sueña con probarlos, músicos, pintores, escritores, poetas, artistas… convirtieron a Orígenes en una nave que viajaría durante diez años con dos misiones: anunciar la universalidad de la cultura y añadir a las arcas atemporales, de las artes y de las letras, la mejor cosecha de la más grande de las Antillas.

Orígenes (portada de Mariano), año 10, nº.34, 1953.

Los cuarenta números de Orígenes, además de los nombres arriba mencionados, dieron portada a Wifredo Lam, Carmelo González, Víctor Manuel, Roberto Diago, Rufino Tamayo, Luis Martínez Pedro, Cundo Bermúdez, Mario Carreño, José María Mijares, Fayad Jamís…

Orígenes iluminó sus textos con dibujos y con viñetas, de modo que se convirtió no sólo en espejo que reflejaba a las vanguardias cubanas, sino en ejemplo de cohesión del talento creador, al menos por un tiempo que considero largo si tenemos en cuenta los muchos egos que compartían espacio y cuyos tiquismiquis fueron, a mi entender, la causa de tantos abortos editoriales. 

Orígenes publicó, entre 1945 y 1955, veintitrés libros. Eran obras inéditas de sus colaboradores. Editó, por ejemplo, de José Lezama Lima Aventuras sigilosas; La fijeza; Analecta del reloj. De Eliseo Diego En la Calzada de Jesús del Monte Divertimentos. De Fayad Jamís Los párpados y el polvo. De Cintio Vitier Diez poetas cubanos 1937-1947. Antología y notas; De mi provincia y Vísperas. De Fina García Marruz Transfiguración en Jesús del Monte.

Aventuras sigilosas, José Lezama Lima, 1945.
(Primer libro editado por «Orígenes»).

La línea trazada por Orígenes fue desde el comienzo «(…) avanzar en el misterio de nuestras expresiones poéticas, trazar, dentro de las desventuras rodeantes, un nuevo y viejo diálogo entre el hombre que penetra y la tierra que se le hace transparente» —fragmento de la respuesta de Lezama Lima a los ataques publicados por Bohemia y firmados por Jorge Mañach.

Una década después los depredadores de Orígenes abundaban. La envidia, los celos, los rencores y las ansias de controlar un espacio que consolidaba lo cubano en el mundo se manifestaron con vehemencia y a través de dos tácticas: la técnica del enfrentamiento directo y la del lisonjeo hipócrita.

En Diez años en Orígenes. Advertencia (1954), texto firmado por José Lezama Lima, Cintio Vitier y José Rodríguez Feo, leemos:

«Si andamos diez años con vuestra indiferencia, no nos regalen ahora, se lo suplicamos, el fruto fétido de su admiración. Les damos las gracias, pero preferimos decisivamente vuestra indiferencia. La indiferencia nos fue muy útil, con la admiración no sabríamos qué hacer. A todos nos confundiría, pues nada más nocivo que una admiración viciada de raíz». 

Es en Diez años en Orígenes. Advertencia donde se comunica la decisión de José Rodríguez Feo de abandonar la revista. Se expone que la razón de la marcha del mecenas del grupo «era su inconformidad con la publicación del artículo del señor Juan Ramón Jiménez, insertado en el número anterior».

El texto mencionado dejaba en mal lugar la poesía de Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Pedro Salinas y Jorge Guillén, amigos y colaboradores de la revista. Pero esto no fue más que un pretexto, pues Lezama y Rodríguez Feo eran como Pimpinela en los escenarios: eran la imagen de un diálogo de contrarios.

La disputa por Orígenes regaló a los lectores dos números treinta y cinco y dos números treinta y seis. Lezama editó unos y Rodríguez Feo sacó los suyos. Pero la revista estaba registrada a nombre del autor de Paradiso, quien amenazó con una demanda judicial. El cisma trajo un huracán con nombre de Ciclón.

Ciclón, volumen 1, nº.1, enero, 1955.

Ciclón (1955-1959) fue dirigida por José Rodríguez Feo y por Virgilio Piñera. Ciclón admitió autores nóveles y el espacio que hurtó a la poesía se lo ofreció a Kafka, al Marqués de Sade, a Gombrowicz, a Calvert Casey, a Jorge Luis Borges, a Octavio Paz, al psicoanálisis, al surrealismo, a lo maldito, a lo absurdo, a todo aquello que plantara pecho al barroquismo de naturaleza cristiano-caribeño-lezamiana. 

Orígenes (portada de Cundo Bermúdez), año 13, número 40, 1956.

El último número de Orígenes es el cuarenta y aparece en 1956, en una situación política altamente tensa, pues Cuba escribe el prólogo de la revolución castrista.

El número cuarenta incluye una nota titulada La muerte de José Ortega y Gasset. En la necrológica sin firma, pero escrita por Lezama, en el último párrafo leemos: «… el homenaje, un angustioso detenernos en la marcha, de los que trabajamos en Orígenes».

¿Tuvo Lezama conciencia de que las palabras dedicadas al fundador de la Revista de Occidente —«… un angustioso detenernos en la marcha»— también podrían servir de obituario a Orígenes?

Orígenes vio interrumpido su viaje editorial, pero, como siempre habrá quien desee beber en sus fuentes, no se desvanecerá en las sombras. 

ENLACES RELACIONADOS

Marc Chagall. Entrevista con James J. Sweeney.

Antonin Artaud (Virgilio Piñera). Texto íntegro.

El secreto de Kafka (Virgilio Piñera). Texto íntegro.

El conflicto (Virgilio Piñera). Cuento íntegro.

Doce signos del zodíaco. Poemas (Eliseo Diego).

Fina García Marruz. «Los Rembrandt de L’Hermitage».

Mario Parajón. «Cuatro a la mesa». Cuento completo.

María Zambrano. Poemas.

Fayad Jamís. Algunos poemas.

Ángel Gaztelu. Poemas.

Filosofía de la danza (Paul Valéry). Texto íntegro.

Los inmorales (Carlos Loveira).

Poetisas cubanas. Poemas.

Introducción a José Lezama Lima (Manuel Díaz Martínez).

Sobre la poesía (Manuel Díaz Martínez).

La polémica del modernismo (Manuel Díaz Martínez).

Pintura preferida: Vieira da Silva y Balthus (Lezama Lima).

La pintura y la poesía en Cuba. José Lezama Lima. Texto.

Lezama en mi memoria (Ofelia Gronlier Lamar).

Vida de Lezama (José Agustín Goytisolo). Poema.

Poemas de amor (Pedro Salinas).

Los reyes magos. Poema (G.K. Chesterton).

Lectura de Pascuas (Esteban Borrero Echeverría).

Un viaje a La Habana en fragmentos literarios.

Dulce María Loynaz: «Versos».

El mar y el cuento cubano: «Los gallos». «La agonía de la garza». «El descubrimiento».

Cuaderno de rimas (Manuel Díaz Martínez).

Antología de la poesía en Cuba: 1800-1950. Poemas


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