BRINDIS DE SALAS
«Félicitations, Monsieur. Usted ha sido aceptado en este ilustre Conservatorio por decisión unánime del jurado».
El Rey de las Octavas narra, mezclando realidad y ficción, la vida del violinista cubano Claudio José Domingo Brindis de Salas (1852-1911).
La biografía está pensada para preadolescentes. Es una historia relatada con sencillez y salpimentada con detalles que logran trasladarnos a La Habana donde nació y creció el chico que, con los años, llegó a ser el mejor violinista de su tiempo.
«La esperanza musical de Cuba», como lo llamaba su padre —director de orquesta de baile—, fue un negro libre en una nación dominada por blancos.
Claudio José, si bien no sintió el látigo sobre sus espaldas, creció sufriendo los desaires destinados a los hombres de su raza, hombres que pertenecían a un colectivo que sufría la envidia de los esclavos y el desprecio de los blancos. Pero como pasa en la vida real, si bien topó con mucho miserable, también recibió el apoyo de aquellos que supieron apreciar su virtuosismo.
El Rey de las Octavas abarca el período de la vida del músico que va desde su niñez hasta su ingreso, en 1870, en el Conservatorio de París —también menciona sus grandes éxitos—. Pero la narración se detiene justo antes de la caída en desgracia del músico, que muere en Argentina siendo pobre de pedir —Brindis de Salas no supo administrar su éxito.
Esta es una semblanza novelada que despierta en el lector adolescente sentimientos de esperanza. Claudio José Domingo Brindis de Salas, que supo desde crío que quería ser músico, luchó por hacer realidad su sueño. Y lo consiguió. Claudio José recibió los aplausos del público exigente de la Scala de Milán, donde lo apellidaron El Paganini negro, alias que lo situaba al lado del afamado violinista italiano Niccolò Paganini.
Pero hay otras dos razones más que hacen que este libro sea especial. Me refiero a la edición y a las ilustraciones.
La edición está hecha en tapa dura, con letra hermosa y con un fino ribete que bordean las páginas y enmarca el texto. Es un libro con unas ilustraciones muy bonitas. Enrique Moreiro ha dado prioridad a los tonos ocres y pasteles, tonos que recuerdan las fotografías guardadas con celo en álbumes antiguos devorados por el tiempo.
El Rey de las Octavas es entretenido, didáctico y tiene una historia que descubre a los jóvenes cuán grande es la fuerza de la vocación.
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