EN DEFENSA DEL MIEDO RAZONADO.

«La honestidad es la mejor política.»
Benjamin Franklin.

Coronavirus

Una multitud grita que no tiene miedo. Es un grito unánime. Una multitud afirma no tener miedo y las pancartas que agitan enuncian, por escrito, lo que las voces dictan. Pero ¿será cierto lo que declaran?

No tener miedo ante un peligro real es un acto de inconsciencia. Es negar al pensamiento, a la razón, su función previsora y protectora.

El miedo es la manifestación de una preocupación, es un sistema de alerta que tiene el organismo frente a una amenaza existente o frente a algo que no dominamos y que afecta a nuestra cotidianidad.

No debemos silenciar al miedo que nos avisa del peligro. Las personas tenemos miedo ante los cambios reales que modifican nuestra rutina, ya sean malos o buenos. Uno tiene miedo a cambiar de trabajo, a exponerse en público, a construir una familia, a envejecer… Uno siente miedo a la hora de tomar decisiones importantes en su vida y esto no es cobardía.

El miedo es una emoción, una sensación individual. Hay que aceptar el miedo, hay que experimentarlo, hay que preguntarse de dónde viene y por qué nos invade ese sentimiento. Es necesario entenderlo para poder gestionarlo. Es cierto que se incuba en nuestro cerebro, pero también es cierto que se expresa a través de nuestras actitudes, de gestos reales.

«La Edad de la Ira», Guayasamín, óleo sobre tela, 1963.

Defiendo mi derecho a sentir y a manifestar mi miedo. Me niego a fracturar mis emociones, a ocultar mi susto. Mal asunto cuando el miedo se viste de anti-miedo para simpatizar con la comunidad.

El anti-miedo colectivo niega la expresión del propio YO. Es una forma de autocensura. Dejarse convencer por otros de que el miedo es vergonzoso y, por tanto, debe ser ocultado no sólo hace vulnerable al individuo, sino que abre las puertas a la manipulación totalitaria.

El miedo provocado por una causa objetiva no es cobarde, es útil. Mi miedo es feo, pero práctico. No quiero que me manipulen bajo el pretexto de que es mejor no alarmar. Pido honestidad. Quiero saber a lo que me enfrento.

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