EL LOBITO DESOBEDIENTE
«Tropezando y cayendo al andar va el niño aprendiendo». Refrán Popular
Dibujo de Gabriela Díaz Gronlier.
EL LOBITO DESOBEDIENTE
Lobito, que era travieso, sólo pensaba en jugar
y, sin seguir los consejos que le daba su mamá,
en el bosque se adentró
cuando del cielo nieve cayó.
La nieve se fue espesando.
La noche, sin luna, llegó
y a los árboles, ya sin yemas ni flores,
en fantasmas convirtió.
—¿Dónde estás, a dónde has ido?
—asustada, mamá Loba preguntaba
y en el fogón el guiso, calentito, dejaba.
—¡Oh…, mi chiquitín lindo, que está nevando y hay frío!
—exclamaba mientras al bosque salía
con botas, capa y bufanda.
—¡Nunca más! ¡Nunca más me iré sin avisar!
¡Huy, qué hambre! ¡Huy, qué sueño!
¡Huy, qué miedo tan grande tengo!
—Lobito lloraba y lloraba.
—Hola, Loba, ¿qué sucede
que tan alarmada estás?
¿Acaso, en algo puedo ayudar?
—quiso Búho saber.
—¡Mi travieso pequeñín al bosque se ha ido!
—Pues…, no se diga más: ¡tú andando y yo… volando!
—y, señalando el camino, voló y voló
hasta que, bajo un castaño, a Lobito halló.
—¡Aquí, tiritando, está! —ululó el ave rapaz.
Corrió Lobito al encuentro de su madre:
—¡Ay…, ay…!, si yo sólo quería
hacer un gran muñeco de nieve, pero me perdí
—y empezó a sollozar.
—Hijo mío, estás helado! —dijo Loba,
y el abrazo que le dio,
más que los guantes y el gorro,
abrigó su corazón.
Antes de marchar, Búho a Lobito
un consejo quiso dar:
—Obedece a tu mamá y recuerda
que es grave actuar… ¡sin antes pensar!
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Todos hemos sido Lobito alguna vez. Muy bonito.