EN LA NIEBLA

«Un biombo de madera negra labrada.»

Los amantes de las novelas de misterio sabemos que, al fin y al cabo, toda la tensión dramática del género descansa en lo complejo que pueda ser el laberinto que nos conduce a descubrir al asesino. Mientras más pistas falsas encontremos mayor será el éxito, pues nos van los acertijos intrincados.

Las buenas novelas policíacas convierten al curioso lector en un personaje más. Nosotros asumimos el papel de detectives, intentamos encontrar al criminal antes de que el autor nos lo muestre. Por eso te digo, sin miedo a equivocarme, que si eres de los nuestros, si deseas quedarte sin habla al final de la lectura, si buscas un desenlace sorprendente —cosa difícil de conseguir cuando eres devorador de historias policíacas: tienes oficio—, debes buscar En la niebla (1901).

En la niebla tropezarás con dos asesinatos y con la reaparición de alguien a quien todos creían muerto. Y hallarás varias pistas: un triángulo amoroso, un criado sospechoso, un hermano endeudado, unas cartas comprometedoras, tarjetas de presentación que afirman parentescos y un intento fallido de robo. En la niebla también hay, ¡cómo no!, un testamento, procuradores, deudas, herederos, trampas, engaños y confabulaciones. Y, como manto que dificultará nuestro andar por el relato, por la trama se extiende la bruma londinense y victoriana.

La narración tiene lugar a finales del siglo XIX y en el salón del exclusivo club The Grill, donde se han citado cinco socios con la intención de jugar una partida muy peculiar. Pero nadie, o casi nadie, es… ¡quien dice ser!

Una habitación, una enorme mesa, cinco sillas, un estadounidense y una condición: todo aquel que ingrese en el club tiene la obligación de entablar conversación con quien allí encuentre.

Desde aquí les envío un taxi para que los acerque a la librería más cercana. Garantizo la ligereza y la velocidad del Cabriolé. En la niebla está publicada por la editorial Ardicia.

londres victoriano1

firma gabriela3

ENLACES RELACIONADOS

Antonio González Croissier: “Una azotea para Alejandro”.

Marcel Jouhandeau. “Tres crímenes rituales”.

Más trabajo para el enterrador (Margery Allingham).

La máscara robada (Wilkie Collins).

El párroco de Vejlby (Steen Steensen Blicher). El primer relato policíaco de la literatura universal.

En la colonia penitenciaria (Franz Kafka).

Kathleen (Christopher Morley).

Lur Sotuela. “Maldita literatura”.

La noche a través del espejo (Fredric Brown).


Compártelo con tus amigos: