EN LOS JARDINES DEL AMOR

«¡Mirad la inmensidad de mis heridas!»
Luisa Pérez de Zambrana

El majo de la guitarra, Francisco de Goya, óleo sobre lienzo, 1779.

 

EN LOS JARDINES DEL AMOR

En los jardines del amor un joven toca la guitarra. Sus notas musicales caen en el corazón de los lirios, que le sirven de nido hasta que sean libadas.

La música es melancólica, pues la dama del abanico, a quien va dirigido el canto —ella es la experiencia—, pasea del brazo de un galante adinerado. El joven —el sentimiento—, al verla tan cerca, empalidece y… calla.

La brisa expande por el parque el aroma de un perfume amaderado. Como las plumas de un pavo real, de alas extendidas al sol, son los colores de los tules y de los rasos que ciegan al doncel de los jardines del amor. Él es el alma vertida… ¡en silencioso llanto!

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