EL NACIMIENTO DE LA PINTURA MODERNA EN ITALIA:
DIVISIONISMO Y FUTURISMO

«¡Estamos a punto de presenciar el nacimiento del Centauro y pronto veremos volar a los primeros Ángeles!»
Fortunato Depero

Motociclista, Fortunato Depero, óleo sobre lienzo, 1927.

Llegaba a su fin el siglo XIX cuando los artistas italianos, orgullosos de haber nacido en la cuna del Renacimiento y conscientes de que era hora de avanzar y de llevar aire fresco a la pintura en su país, se lanzan a la búsqueda de nuevas formas de representación y de nuevas técnicas pictóricas.

Las investigaciones sobre la luz , el color y el movimiento de los cuerpos en el espacio atraen la atención de aquellos hombres que fijan la vista en la naturaleza y revolucionan las artes plásticas en Italia.

La aventura inicial da frutos y se consolida en dos movimientos: el divisionismo y el futurismo. El segundo, heredero del primero, se internacionalizará.

El divisionismo aportó a la pintura un nuevo tratamiento de la luz y del color, teniendo en cuenta la percepción óptica de la luz solar y sin renunciar al puntillismo francés.

El futurismo incorporó a la pintura el movimiento de los cuerpos en el espacio —descomposición visual de los objetos—, la desintegración de la luz y el primer Manifiesto Futurista, que dio lugar a otras proclamas, como la de la poesía, la de la escultura, la del vestido…

El divisionismo salió de su cascarón en 1891. Los pintores italianos mostraron sus obras en la primera exposición trienal realizada en Milán, en la Academia de Bellas Artes de Brera.

El futurismo hizo su presentación oficial en 1909, cuando Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944) publicó en Le Figaro el primer Manifiesto Futurista.

Y LLEGÓ EL SIGLO XX

Poesía, 1909.
(Penúltimo número de la revista fundada por Filippo Tommaso Marinetti en 1905.)

Con la llegada del siglo XX las pequeñas ciudades fueron transformándose hasta convertirse en despiadadas moles de cemento y de chimeneas vomitando humo. El tiempo avanzaba y la industrialización y los estallidos sociales marchaban con él.

Un buen día, las casas amanecieron con luz eléctrica y por las calles comenzaron a circular coches, mientras los trenes acercaban los campos a las urbes. Las personas descubrieron que los cafés eran sitios ideales para tertulias y los recién estrenados bulevares recibían a compradores, paseantes y curiosos. Todo era un bullir de gentes variopintas, hacinadas en las capitales que iban llenándose de mendigos.

Surgieron las grandes exposiciones donde los artistas iban a exhibir sus obras, a que los conocieran y a enterarse de lo que hacían otros pintores, pues el siglo XX se inició con un ir y venir de movimientos y de corrientes estéticas que convivían o se anulaban, según fuera el caso.

Luz, color, movimiento: ¡emociones! La luz solar y cómo cae sobre los árboles, sobre la nieve, sobre los rostros y los tejados de las casas. Y el movimiento de las ruedas de los vehículos y de las gentes desplazándose. Y las industrias con sus chimeneas humeantes y los pobres, el hambre y la falta de trabajo.

Nada escapó a la ávida mirada de los pintores italianos.

Primera página del primer Manifiesto Futurista, publicado el 20 de febrero de 1909 en el diario «Le Figaro», París.

¡Ah…!, pero los pintores italianos no copiaron lo que veían: dieron color a sus emociones, crearon imágenes visuales para lo que la realidad les sugería.

El futurismo —hijo robustecido del divisionismo— superpuso imágenes,  usó paleta viva, se dejó engatusar por la estética abstracta y rompió con el estatismo del arte antiguo. El futurismo se encargó de acotar el espacio, desviándose hacia una pintura más realista, más identificada con los avances industriales y tecnológicos y con la deshumanización vinculada a esos logros.

La Fundación Mapfre ha organizado una exposición que ha titulado Del divisionismo al futurismo. El arte italiano hacia la modernidad  y que reúne 78 obras y una serie de documentos relacionados con estos dos movimientos, como son tratados de pintura, fotografías —pocas, pero algunas hay—, revistas y manifiestos.

He escogido cuatro pintores divisionistas y tres futuristas para la pequeña galería que les dejo a continuación. Verán cómo los pintores italianos pasaron de las escenas populares y de los óleos con paisajes naturales, donde se aprecia la segmentación del color a partir del prisma óptico, al movimiento que descompone la forma y multiplica las líneas.

Del divisionismo al futurismo. El arte italiano hacia la modernidad  nos acerca a la sociedad que, sin prisa pero sin pausa, anduvo hasta despeñarse en las trincheras de la Primera Guerra Mundial.

GALERÍA

DIVISIONISMO
(NATURALEZA, LUZ SOLAR, COLOR)

GIOVANNI SEGANTINI  (1858-1899)

El pintor que se dejó seducir por los misterios de la naturaleza.


Pastos de primavera, óleo sobre lienzo, 1896.


Regreso del bosque, óleo sobre lienzo, 1890.

ANGELO MORBELLI (1853-1919)

El pintor de los efectos luminosos que se acercó a los problemas sociales.


¡Por ochenta céntimos!, óleo sobre lienzo, 1895.


La navidad de los que se quedan, óleo sobre lienzo, 1903.

EMILIO LONGONI (1859-1932)

El pintor preocupado por la pobreza y por la naturaleza.


Reflexiones de un hambriento, óleo sobre lienzo,1893.


Glaciar, óleo sobre lienzo, 1905.

GAETANO PREVIATI (1852-1920)

El pintor que se dejó envolver por las tendencias simbolistas, creando atmósferas fantásticas y visionarias.


La Virgen de los lirios, óleo sobre lienzo, 1893.


La danza de las horas, óleo sobre lienzo, 1899.

FUTURISMO
(LUZ DESCOMPUESTA, CONTRALUZ, MOVIMIENTO MECÁNICO, DESMATERIALIZACIÓN DE LOS CUERPOS EN EL ESPACIO DEBIDO A LA VELOCIDAD)

GIACOMO BALLA (1871-1958)

El pintor que dibuja los objetos moviéndose por el espacio, desprendiendo energía.


Vórtice, óleo sobre papel, 1914.


Velocidad de automóvil, óleo sobre papel, 1913.

GINO SEVERINI (1883-1966)

El pintor que aporta color a la deshumanización de la sociedad industrial.


Retrato de Madame S., óleo sobre lienzo, 1913-1914.


Ritmo plástico del 14 de julio, óleo sobre lienzo, 1913.

UMBERTO BOCCIONI  (1882-1916)

El  pintor que utilizó el puntillismo como un medio para comunicar sus ideas sobre el progreso y la vida moderna. Pintura dinámica y luminosa.  Este tren… ¡se mueve!


Tren pasando, óleo sobre tela, 1908.

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Construcción en espiral, óleo sobre lienzo, 1913.

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