LA ASUNCIÓN DE MARÍA

«He visto muchas cosas de El Greco en Toledo y cada vez con más penetración y, por último ‘La Asunción’ en San Vicente: un ángel gigantesco irrumpe oblicuamente en el cuadro, otros dos solamente se alargan, y de lo que resta de todo eso se origina el puro ascender, y no puede dejar de ser otra cosa».
(Carta a María von Thurn und Taxis, 1912.

Rainer María Rilke, Emil Orlik, dibujo, 1917.

El Greco dio por terminado su cuadro La Asunción en 1613, un año antes de morir. Esta obra manierista fue creada para decorar el retablo de la capilla de doña Isabel de Oballe, capilla situada en la iglesia toledana de San Vicente. Allí, en su ubicación primera —ahora se encuentra en la misma ciudad pero en el Museo de Santa Cruz—, Rilke descubrió el enorme y estrecho lienzo colonizado por las visiones del cretense. Desde su visita, tuvo el poeta una visión que lo acompañó para siempre.

La Asunción de María fue escrita en Ronda en enero de 1913 —Ronda, otra ciudad española suspendida en las alturas—. El poema da fe de hasta qué punto Rainer María Rilke se sintió conmovido ante la presencia del ángel que se encuentra a los pies de la Virgen… ¡drapeado de amarillo! Todos los cuerpos serpenteando, ligeros, todos como claves de sol, musicales. Todas las figuras como fuego, ascendiendo entre grandiosos azules. Y, abajo, las cuestas de Toledo.

Cosas de la vida: Ignacio Zuloaga viajó desde París a Toledo porque escuchó en un café las alabanzas que sobre un cuadro de El Greco, que él desconocía, hacía Santiago Rusiñol. Rilke viajó a Toledo porque Zuloaga, estando en París, le habló de su enorme entusiasmo por El Greco.

Rainer María Rilke llegó a España el 1 de noviembre de 1912 y se marchó el 24 de febrero de 1913.

POEMA

La Asunción Oballe, óleo sobre lienzo, 1613.

LA ASUNCIÓN DE MARÍA

I

Óleo delicado que la altura quiere,
estela azul que el incensario eleva,
música de laúd compuesta hacia lo alto,
leche del mundo, brota,

apaga la sed del cielo, que es aún pequeño, y nutre
todo lo que en ti duerme, como el reino que llora:
te has transformado en oro como la alta espiga,
te has vuelto pura como una imagen de agua.

Al igual que nosotros, cuando es de noche, oímos
en soledad cómo las fuentes brotan:
así estás tú ascendiendo, enteramente sola
delante de nosotros. Y como en una aguja

quiere enhebrarse en ti mi larga mirada
antes de que huyas de este mundo visible,
y la arrastres así, aunque quede muy blanca,
a través del azul auténtico del cielo.

II

No sólo de los ojos de los discípulos
en los que queda la leve nostalgia de tus ropas,
¡ay! te desprendes, también, del cáliz de las flores,
del pájaro que describe su vuelo;

también de la plena ingenuidad de los niños,
de la ubre y el rumiar de la vaca;
todo se hace menor por la ternura
y sólo el cielo aumenta desde dentro.

Fruto arrancado de nuestro propio fondo,
baya que estás llena del más pleno dulzor,
déjanos sentir cómo te fundes
en la boca del gozo que arrebata.

Aquí permanecemos, donde tú te marchaste.
Cada lugar de abajo quiere ser consolado.
Tiéndenos tu gracia, fortalécenos como con vino.
Pues no se puede hablar aquí de comprender.

(Traducción de Antonio Pau.)

ENLACES RELACIONADOS

El Greco y el Manierismo.

Zuloaga en el París de la Belle Époque, 1889-1914.

Releer a Rilke (Adam Zagajewski).

Vladimir pintor de nubes (Rainer María Rilke).

Adviento (Rainer Maria Rilke).

Georg Heym. “El día eterno”. Poemas.

Mes de María. Poesías latinoamericanas inspiradas en la Virgen.

La Navidad, los evangelistas y profetas y los cuadros del Museo Nacional del Prado.

Las letanías de la Virgen (Armand Godoy). Poemas.

Gertrudis Gómez de Avellaneda. Poemas religiosos para Semana Santa.


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