BIBLIA POLÍGLOTA COMPLUTENSE
«Aunque hasta el presente he llevado a cabo muchas empresas duras y difíciles por la nación, nada es más de mi agrado, por lo que debáis felicitarme con más efusión, que por esta edición de la Biblia.»
El Cardenal Cisneros.
Páginas interiores de la Biblia Políglota Complutense.
Francisco Jiménez de Cisneros, Cardenal Arzobispo de Toledo, Regente de Castilla y fundador de la Universidad de Alcalá de Henares (Complutum), llevó a cabo el trabajo más ambicioso del humanismo renacentista cristiano español: la elaboración y publicación de la Biblia Políglota Complutense.
La primera edición crítica políglota de la Biblia —editada en latín, hebreo, griego, caldeo y con versión interlineal latina— se emprendió con la finalidad de celebrar el nacimiento del rey Carlos I (Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico, nacido el 24 de febrero de 1500 y fallecido el 21 de septiembre de 1558).
En el proyecto participaron los más destacados humanistas y teólogos de entonces; entre ellos, hebraístas conversos como Alfonso de Zamora, Pablo Coronel y Alfonso de Alcalá. Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática en lengua castellana (1492), también formó parte del grupo, pero terminó abandonando el trabajo por estar en desacuerdo con el Cardenal Cisneros en la selección de las fuentes originales de textos en hebreo y en griego.
La Biblia Políglota Complutense fue un acontecimiento en su época por el contenido de la obra, por las posibilidades que abría para la investigación y por la impresión y la tipografía de la edición.
Imprenta, grabado del siglo XVI.
Arnao Guillén de Brocar (1460-1523), el impresor de origen francés a quien el rey Carlos I le había otorgado el título de Tipógrafo Real, fue el encargado de imprimir, por orden expresa de Cisneros, la Biblia Políglota. Tarea difícil porque entonces no existían ni caracteres griegos, ni hebreos, ni caldeos. El trabajo fue inmenso y retrasó la edición, pero para la historia quedan los tipos fundidos por primera vez en España.
Brocar consiguió un texto limpio, elegante, con estampaciones nítidas y bien maquetado, elemento muy importante para una buena comprensión de los pasajes. Las letras góticas, cursivas, minúsculas, voladitas, estampadas en una potente tinta negra, resaltaban sobre el papel blanco y facilitaban la lectura del complicado texto.
Arnao Guillén de Brocar está considerado «el príncipe del arte de la imprenta en España» y fue el primer impresor de un libro que acogía, dentro sus páginas, varios idiomas.
El primer tomo de la Biblia Políglota Complutense se editó en 1514 y fue El Nuevo Testamento en latín, griego, hebreo y arameo. El rey Carlos I tenía entonces catorce años.
La Biblia Políglota comenzó a gestarse en los meses de mayo a septiembre de 1502, pues la jura de los príncipes Felipe I de Castilla (El Hermoso) y Juana de Castilla (La Loca) dio a Cisneros un respiro, tiempo que éste utilizó para comenzar su proyecto que se extendió hasta julio de 1517, momento en que se imprimió el último volumen.
Cuatro curiosidades sobre la BIBLIA:
—La primera edición contó con seiscientos ejemplares en papel y tres en vitela, pero sólo se salvaron unos pocos, pues el barco que los llevaba a Roma naufragó.
—La Biblia Políglota no fue bien recibida por la Inquisición, institución que recelaba de los cristianos nuevos y, por eso, no veía con buenos ojos las intervenciones de profesores hebreos y moriscos en el texto sagrado.
—El Cardenal Cisneros vio su empresa concluida, pero murió antes de conocer la decisión pontificia. Él, como Arzobispo de Toledo e Inquisidor General, tenía potestad para autorizar la distribución de la obra; sin embargo, para evitar conflictos con la Inquisición, para evitar censuras, decidió dejar en manos de Roma la aprobación de la misma. La licencia fue otorgada por el Papa León XIII en 1520.
—Los problemas de herencia ocasionados por la muerte del Cardenal Cisneros hicieron que la Biblia Políglota Complutense tuviera que esperar tres años para su comercialización. Salió a la venta por seis ducados y medio de oro.
Portada del primer volumen de la Biblia Políglota Complutense.
Unos cuantos años más tarde, el rey Felipe II mandó a hacer una nueva impresión, corregida y aumentada, que recibió el nombre de Biblia Regia o Políglota de Amberes. Esta segunda edición añadía el texto siríaco del Nuevo Testamento, grabados con temática religiosa y logros y proezas de su reinado. Felipe II otorgó la dirección de los trabajos al humanista, hebraísta y biólogo Benito Arias Montano (1527-1598), capellán suyo y siempre en boca de la Inquisición, que se quedó con las ganas de pegarle el mordisco.
La edición de la Biblia Regia estuvo a cargo de la imprenta del francés, radicado en Amberes, Cristóbal Plantino, quien por poco se arruina con la nueva hazaña, pues el rey Felipe II no era muy riguroso a la hora de pagar. Los trabajos de edición de esta nueva versión comenzaron en 1569 y terminaron en 1572.
La Biblia Políglota Complutense está considerada la obra impresa más importante de la España de los siglos XV y XVI. Fue un ambicioso proyecto que llegó a buen término porque todos los poderes de la época se unieron para sacarlo adelante, demostrando que no hay obstáculos que una idea clara no pueda vencer.
La Biblia Políglota Complutense no es sólo un tratado de teología, de ciencia bíblica, de historia sagrada; es, por sobre todas las cosas, un ejemplo de la inteligencia que Dios puso al servicio de los hombres, del buen uso de la razón.
La primera edición políglota de las Sagradas Escrituras está recogida en seis volúmenes infolio y está realizada a dos tintas (negra y roja). Las portadas fueron impresas mediante la técnica de la xilografía y tuvo una tirada de seiscientos ejemplares en papel y tres en vitela.
Francisco Jiménez de Cisneros (1436-1517) y el Emperador Carlos V (1500-1558).
«Obra de romanos, decíamos del acueducto de Segovia, obra de españoles del Renacimiento, podemos decir de la Políglota Complutense. Testimonio del humanismo cristiano al comenzar el siglo XVI.
La Políglota de Alcalá es un monumento que se alza en medio de un paisaje. Forma parte de él y remite a él.»
Luis Alonso Schökel.
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