LA COMADRITA DE ANTONIA
«¡Dispersaos! ¡Reuníos!»
Rimbaud
Caballito de mar, William de Morgan, azulejo, entre 1872 y 1881.
La existencia transcurre entre sueños y despertares.
Dormita el perro a los pies de la poltrona y se lame el gato en el regazo de Antonia.
Cuelga una ninfa alada, de perla y marfil, del cuello de la señora.
Antonia columpia la siesta y mece sucesos —su comadrita se halla en el patio, donde los pájaros ofician la maduración de los frutos.
Sueños y despertares… ¿Dónde habita la verdad? ¿Y dónde encuentra su escondrijo la falsedad?
Ya sé qué vas a decirme. Me dirás: «Forman parte de una misma historia, ¡qué más da el lugar donde zozobran!»
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