LA DAMA Y LOS LAURELES
«¡Querido, te he traído tu primera reseña!»
Mundo invisible, Magritte, óleo sobre lienzo, 1954.
Una mentira infame da lugar a una serie de mentiras compasivas que consiguen la felicidad de un joven mediocre que sueña con ser un poeta famoso en un mundo que gira alrededor de los negocios. En La dama y los laureles las intrigas conceden al protagonista sus dos antojos: la fama y el amor de una dama.
La trama de La dama y los laureles se desarrolla en Sudáfrica, lugar que el novelista inglés Leonard Merrick (1864-1939) conoció muy bien, pues de joven estuvo trabajando como supervisor en una mina de diamantes que se encontraba allí. Leonard Merrick aprovechó ese entorno para construir un relato que tiene como protagonista a Willy Childers, un rostro imberbe, enfermizo, sin aptitudes relevantes y con pretensiones intelectuales inalcanzables para él.
Leonard Merrick construye la historia de tal forma que nos involucra en una trama que escarba en la felicidad, ese estado de ánimo que todo ser humano desea alcanzar.
Una broma despreciable da un giro de ciento ochenta grados a la vida gris del protagonista de La dama y los laureles. Y hasta aquí voy a leer, pues no quiero condicionar tu lectura con la respuesta que tiene, para mí, la pregunta que subyace en el relato y que tiene que ver con cómo interpretamos la felicidad, ese deseo que se traduce en alegría y optimismo y que se encuentra íntimamente relacionado con la autorrealización.
¿Eres de las personas que desean conocer la vida tal cual se presenta o perteneces al grupo de los que creen que es mejor ahorrarse disgustos creando un mundo imaginario? ¿Llega la felicidad con la satisfacción del alma, como afirmaba Aristóteles? ¿Está basada en la razón y la virtud, al margen de las posesiones materiales, como pensaban los estoicos? ¿Se encuentra en la medida en que nos relacionamos con la naturaleza y conseguimos una vida sencilla basada en la autonomía, como planteaban Antístenes y los cínicos? ¿Está en el disfrute, en el placer físico y emocional, como sentencian los hedonistas? ¿En la capacidad de comprender y adaptarse a la realidad, marginando las pasiones, como declaran los racionalistas?
¿Está la felicidad en la búsqueda interior, como manifiesta la filosofía oriental? ¿Es la felicidad la respuesta a cambios bioquímicos que se inician en nuestra corteza cerebral? Para Nietzsche, por ejemplo, la felicidad es una herramienta de lucha para conseguir la autoafirmación. ¿Acaso la felicidad es…?
¿Cómo entiendes tú la dicha? ¿Cómo llegas a ese estado anímico? Piénsalo, porque Willy Childers no es más que un pretexto utilizado por su creador para someterte a prueba, de ti dependerá que el protagonista consiga ser, o no, un hombre afortunado. Aunque el escritor ha decidido un desenlace, tú darás el veredicto final.
La dama y los laureles se encuentra en el catálogo de Ardicia.
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