LA PUNZADA DEL GUAJIRO Y OTROS CUENTOS
«Leer es buscar una felicidad personal».
Jorge Luis Borges
En esta época nuestra, en la que la lectura se ha vuelto funcional, da alegría reseñar La punzada del guajiro y otros cuentos, un libro de relatos que es un antídoto contra el cansancio mental que nos provoca el tiovivo en el que nos hemos subido, sin tener recursos para podernos bajar.
Hoy voy a regalarles un bocadito apetitoso, con el único fin de abrirles el apetito. Voy a hablarles del nuevo libro de Belkys Rodríguez Blanco (1968); pues quiero que saboreen las piezas que componen la representación criolla que es La punzada del guajiro…, donde trocitos de sones, en más de una ocasión, amenizan las narraciones que tienen lugar en la «linda y primorosa» Cuba.
La punzada del guajiro y otros cuentos es buen ejemplo de la trascendencia de la literatura placentera, hoy tan devaluada. La literatura placentera es la que allana el camino al pensamiento crítico. La lectura que entretiene genera afición, vence al cansancio mental, enriquece nuestro vocabulario, estimula la comprensión lectora, es un antídoto contra la depresión y ayuda a la comunicación oral.
Los libros placenteros y bien escritos, como es el caso de La punzada del guajiro…, fomentan la lectura y abren apetitos por conocer las vidas que laten en sitios alejados de los nuestros.
En La punzada del guajiro y otros cuentos hay un personaje femenino que lleva la voz cantante. Es un ser que se desdobla y que protagoniza diferentes actos, travestido de personalidades múltiples.
En apariencia, cada narración es independiente. Sin embargo, he sentido que los relatos son representados por una misma figura, que unas veces interpreta a una muchacha ingenua y otras a una mujer descarada, o abandonada, o rechazada, o castigadora, o embaucadora…—. Una figura femenina que busca, y no encuentra, lo que necesita para saciar su alma; incluso en Lágrimas negras, donde la lámpara me recuerda a las matriarcas castradoras de García Lorca.
Leer con gusto, disfrutando, saboreando… Leer por el mero placer de la lectura es tan valioso como leer textos que retan al pensamiento. El aprendizaje es metódico y tiene sus pasos: no se descubren arcanos si no has descubierto la sensación de haber sido absorbido por un libro.
La punzada del guajiro y otros cuentos está prologado con una décima escrita por el poeta Manuel Díaz Martínez, incluye fotografías de Cuba, realizadas por Ramón Rivero, y está publicado por la editorial Betania.
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