LOS NIÑOS, LOS CUENTOS INFANTILES Y EL CORONAVIRUS

«Toda moraleja nace de una experiencia.»

Hopper

Una cosa sé y es que los niños buscan respuestas. Hoy voy a proponerles un juego literario para tiempos de coronavirus.

Ayer una amiga me comentó que su hijo siente miedo y no quiere salir a la calle. David tiene cuatro años y cree que la Covid-19 es un monstruo invisible. Esta conversación me ha sugerido la entrada de hoy.

Los pequeños salen de sus casas y descubren que no pueden jugar juegos compartidos y que tampoco pueden abrazar a sus amigos. Quieren merendar con los abuelos y no les está permitido. Los niños están rodeados de rostros cubiertos por mascarillas que les dicen «¡No!» a lo que antes era su rutina.

La reina Grimhilde disfrazada de anciana.

Los peques están experimentando una enorme decepción, un estado anímico que no pueden gestionar, porque sus mentes infantiles no están preparadas para entender qué es el coronavirus. 

Yo hablo de los niños de la edad de los cuentos, de los que creen en brujas, lobos, piratas, dragones, gnomos, animales parlantes… Chicos que creen que existen los personajes de sus lecturas y cortometrajes —mentes donde la fantasía controla a la razón.

Úrsula

En las narraciones infantiles moralizantes, las que enseñan a distinguir el bien del mal, no hay ningún villano que se llame… ¡Coronavirus! Además, en la literatura clásica infantil los personajes maléficos son vencidos por las buenas conductas y ahora los días pasan sin que haya un remedio eficaz para neutralizar al «malo». 

Pero los niños tienen un anticuerpo potente: el sentido lúdico los protege. Ya sean más fantasiosos, como mi sobrino Lucas, o más racionales, como mi vecinita Sofía, todos los chavales se expresan a través del juego. Es su sentido lúdico lo que puede facilitarles comprender lo que la humanidad está sufriendo hoy.

Lobo Feroz

Los niños pequeños vinculan al virus, que conocen a través de la televisión y por los comentarios de sus mayores, con los malvados de sus cuentos infantiles; de modo que voy a sugerirles un entretenimiento didáctico, un juego en el que participarán los adultos y los niños que vivan juntos. Es un juego… literario.

Voy a plantearles que escriban un cuento, pero siguiendo unas pautas. Les propongo que escriban una historia realista —tema: Covid— con la estructura de los cuentos clásicos infantiles —forma—. Los clásicos infantiles no son ñoños, están poblados de seres malvados y los chicos están familiarizados con el estilo narrativo.

El juego nos permitirá conseguir tres resultados importantes:

  • Saber cómo percibe el menor aquello que amenaza su seguridad.
  • Saber hasta qué punto la situación lo atemoriza.
  • Reconducir su inestabilidad y su angustia —el juego es resultado de la realidad y de la ficción. 

Cruela de Vil

Se trata, como diría Freud, de un ejercicio de identificación emotiva.

El coronavirus en la mente de un niño puede tener forma, por ejemplo, de lobo feroz o de hormiga, como Hopper. Es natural que así sea, porque, como he apuntado, la literatura infantil influye en la percepción de lo que es bueno y de lo que es malo. 

Y ahora voy a darles algunas pautas para construir el relato:

  • En los cuentos clásicos infantiles el mundo animal animado es responsable de muchos argumentos. Ahí ya tienen para escoger personajes. 

Scar

  • Todo relato clásico tiene una trama que se complica de manera lineal.
  • En toda historia hay alguien que causa un daño —el villano es la Covid en este caso— y hay personajes que ayudan al héroe.
  • No hay cuento sin héroe —el niño que combate al malo con sus actos responsables— y sin destinatario —lectores, público, amiguitos y parientes del niño.
  • Los personajes tienen rasgos individualizados. Esta característica ayuda a representar los aspectos positivos y negativos que se quieren transmitir —el lobo tiene colmillos enormes, el pirata es tuerto, la bruja tiene la nariz torcida…

Stromboli

  • En la narración clásica los héroes luchan y triunfan, así que el coronavirus terminará vencido —fortalecimiento de la esperanza. 
  • A la hora de escribir la historia hay que tener en cuenta que los niños pequeños tienen un sentido unidimensional del tiempo, por lo que hay que conducir la narración hacia adelante. Además, no sabemos cuándo vamos a conseguir un tratamiento eficaz contra la Covid-19, así que el final debe ser abierto. El protagonista —el niño— debe continuar con su labor de héroe que tiene una misión que cumplir. No se debe mentir.

Juez Frollo

Los niños aprenden el sentido de las palabras a través de la lectura. Los cuentos infantiles les enseñan a leer o, lo que es lo mismo, a desarrollar el pensamiento, a encontrar las soluciones a sus… «¿Por qué?»

Una cosa sé y es que los niños buscan respuestas. A mí se me ha ocurrido proponerles la creación de un relato en familia que permita compartir experiencias. Lo que les sugiero es un juego en dos partes: primero se escribirá el texto y luego se ilustrará.

Y no olvides que toda moraleja nace de una experiencia.

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