MARCOS, LUCÍA Y EL GIGANTE MAGO
«Compartir es enriquecerse».
MARCOS, LUCÍA Y EL GIGANTE MAGO
Tun, tun, tun. Lucía tocaba la puerta con su manita cerrada. Estaba contenta porque era su primer día de vacaciones y tenía muchas ganas de jugar. Por eso había ido a llamar a su vecino y amigo Marcos.
—¡Marcos, venga, vamos a jugar! —dijo cuando el papá del niño abrió la puerta.
Y Marcos, sin pensárselo ni un segundo, fue en busca de su balón de fútbol; pero al salir al jardín, ¡oh!, se llevó una enorme sorpresa: Lucía estaba abrazada a su enorme muñeca de ojos grandes y azules y pelo color de fuego. La niña quería jugar con su muñeca y él quería jugar con su balón.
Los dos compartían un amplio jardín plantado de alelíes amarillos, geranios rojos, lirios blancos y lavandas de espigas moradas donde, en medio de tantas flores, se mecía un viejo roble: el rey del jardín.
El frondoso árbol tenía ramas vestidas de hojas verdes, o eso parecía. Tenía un robusto tronco del que salían raíces como piernas y una copa que, a veces, semejaba la cabeza de un lobo. Cuando el viento mecía al árbol, este parecía andar.
A los niños les gustaba sentarse a los pies del viejo roble para contarse sus experiencias del cole y para jugar. Pero ese día, el primero de las vacaciones, se presentaba un problema: los dos querían jugar… pero a juegos diferentes.
De pronto, una fuerte brisa se levantó acariciando la melena de Marcos y los rizos de Lucía, y con la llegada del viento se escuchó una voz grave.
—Marcos, mira: ¡el árbol se mueve! —dijo Lucía asombrada.
—¡Sí, sí, camina y nos está mirando! —respondió el niño.
—¡Y las hojas se están convirtiendo en hadas…! —contestó Lucía.
—¡Es un gigante mago! —añadió Marcos.
Los niños estaban tan sorprendidos como encantados.
El árbol, frotando sus hojas, comenzó a susurrar: “Schuzzz – schuzzz -schuzzz”. Las flores perfumaban el jardín y sus pétalos brillaban como cuentecitas de cristal.
—Marcos, ¡el árbol habla!
—Lucía…, Marcos…, ¿deseáis jugaaar y queréis hacerlo juntooos?
—Pues claro, querido árbol —dijeron los dos a la vez.
—¿Y qué puede impedirlo?
—Somos amigos y vecinos y vamos al mismo cole, y compartimos las chuches, pero… ¡a mí no me gustan las muñecas! —gritó Marcos abrazando su balón.
—¡Y a mí no me gusta el fútbol! —dijo la niña, aferrada a su muñeca.
—Pero eso no es un problemaaa —contestó el árbol—. Lo importanteee es que ambos compartís el mismo deseooo, por eso este desencuentro tiene fácil solución.
—¿Cuál? ¡Dinos cuál, por favor, sabio árbol! Nosotros nos queremos mucho y no deseamos estar enfadados —contestaron los dos sin dudar.
—Entonces tendréis que esforzarooos y cedeeer cada uno un poquito; si así lo hacéis, a ti, Marcos, te gustarán los juegos de Lucía, y a ti, Lucía, te gustará jugar al fútbol. Ahora que los dos estáis de vacaciones tenéis tiempo para aprendeeer uno del otro… Compartiiir es enriquecerse —sentenció el árbol sacudiendo sus ramas.
—¡Oh, mira, pero si no son hojas! ¡Son hadas y mariposas!
—Marcos, venga, ¡vamos a jugar! —dijo Lucía.
—Sí, vamos a jugar, pero a lo que tú quieras —contestó Marcos.
—No, Marcos, vamos a jugar un ratito con el balón y otro con la muñeca, ¿te parece?
—Pues sí, ¡lo pasaremos pipa! —afirmó Marcos—. El árbol tiene razón: lo importante es estar juntos. Además, lo dice… ¡el Gigante Mago!
RESEÑA
Los protagonistas de esta historia son vecinos y muy buenos amigos, pero a la hora de divertirse se enfrentan a un gran dilema: Marcos quiere jugar con su balón y Lucía quiere hacerlo con su muñeca.
Marcos, Lucía y el gigante mago revela a los pequeños lectores las claves para alejar de sus vidas el egoísmo.
El cuento descubre a los niños, a través de un personaje mágico, las ventajas que tienen para la convivencia la tolerancia, la generosidad y la reciprocidad. Ese personaje es un árbol que sabe que las mejores herramientas para convencer son la paciencia y la razón.
El libro tiene unas ilustraciones muy bonitas y cercanas al público infantil al que va dirigido. Javi de la Fuente Montenegro, con su paleta de colores alegres, refuerza la moraleja de la narración.
Marcos, Lucía y el gigante mago está editado en Círculo Rojo y está pensado para niños de entre tres y cinco años. Es el primer cuento infantil que escribí y el segundo que publico con la ilusión de que sean muchos más.
FICHA DE LOS AUTORES
Con el ilustrador en la Librería de la Fuente.
María Gabriela Díaz Gronlier: Es escritora, teatróloga, librera y articulista.
Tiene publicados cinco cuentos infantiles: Papito y Estrellita; Marcos, Lucía y el gigante mago; Azúcar y Alambrito; El sombrerero de Triana e Imaginación. Rimas para el pequeño lector. También ha editado En las raíces del árbol, un título que agrupa relatos para adultos.
Gabriela actualmente se dedica a su blog. El copo y la rueca es un espacio destinado al arte, la poesía y la literatura, donde además se pueden encontrar otras narraciones de la autora.
Javi de la Fuente Montenegro: Estudió Estilismo de Indumentaria en la Escuela de Artes Nº2 de Madrid y se ha formado en pintura, trabajando diferentes técnicas. Javier ha realizado ilustraciones para diferentes instituciones sin ánimo de lucro. Su último trabajo como dibujante ha sido el cuento Azúcar y Alambrito, pero puedes ver otras ilustraciones suyas en su Instagram.
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