MI PERRITO QUIERE BAILAR BALLET

«Papá, ¿puede venir Biff conmigo? Le encanta el ballet.
—Ni hablar —responde mi padre—. ¡Los perros no bailan!»

Biff tiene las ideas claras, desea con todas sus fuerzas ser bailarín y cuenta para su propósito con la niña de la casa, que estudia ballet. Ella intenta ayudarlo, pero ambos tropiezan con una pared infranqueable: los prejuicios de los adultos.

La niña acude al padre en busca de colaboración, pero el padre está muy concentrado leyendo la prensa y le responde sin siquiera mirarla. El perrito se cuela en las clases de la niña, pero la profesora lo echa del aula… Así  van produciéndose una serie de intentos fallidos. Mas Biff sigue insistiendo… y la niña también.

Mi perrito quiere bailar ballet es un libro para niños y adultos. Al leerlo he tenido la sensación de que la escritora y la ilustradora se han dividido el trabajo.

El texto tiene una clara moraleja dirigida a los tutores, mientras los dibujos, perfilados y vestidos de tintas y acuarelas que resaltan sobre un papel rugoso y reciclado, atraen la atención de los niños.

«Si el protagonista de la historia es un perrito bailarín, ¿por qué afirmas que es un libro cuyo contenido va dirigido también a mí?», preguntas. Y te respondo:

«Biff no es un animal corriente. Es un perro diferente al resto, es un animal que no quiere jugar con una pelota o un palo, que no tiene como meta orinar por las esquinas. Biff no tiene las mismas necesidades y los mismos deseos que el resto de sus compañeros. Es un perrito que tiene claro que desea… otra cosa».

Hay niños que intuyen lo que quieren desde pequeños y mandan señales de lo que quieren a los adultos, pero estos están inmersos en sus problemas, o tienen prejuicios que se imponen sobre los deseos de sus hijos, o, sencillamente, buscan que sus hijos hagan lo que ellos no pudieron. ¡Cuántas veces no he visto niños aporreando pianos y violines y haciendo enormes esfuerzos en los gimnasios sólo porque sus padres no pudieron ser ni violinistas, ni pianistas, ni deportistas!

¿Por qué creer que un niño que muestra necesidades diferentes a las del grupo es un problema? Lo que es verdaderamente un problema es  no responder a sus llamadas de atención, no ayudarlos a conseguir sus objetivos, a desarrollar su individualidad.

En Mi perrito quiere bailar los niños aprenden y los padres comprenden. Es una historia que alerta. Y una historia que confirma que el que persevera triunfa.

Mi perrito quiere bailar se encuentra publicado en la editorial Blume y está recomendado para niños a partir de 6 años.

firma gabriela1

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