MICHAEL KOHLHAAS

«¡Esos no son mis caballos, señor! ¡No son los caballos que valían treinta florines! ¡Quiero que me devuelvan los caballos fuertes y sanos que yo tenía!.»

Kohlhaas, acompañado por su criado, emprende un viaje con el fin de vender unos caballos. El trayecto que prometía ser tranquilo, uno más de los muchos que hacían juntos, termina en tragedia, pues al pasar los peregrinos por el feudo del noble Von Tronka este les exige una credencial y el pago de un peaje para continuar el camino.

El protagonista, que no se espera estos inconvenientes y no lleva suficiente dinero encima, deja en prenda a su criado y a dos de sus animales; pero cuando Kohlhaas regresa con el dinero se encuentra que su sirviente ha sido despedido y que sus caballos están en muy malas condiciones.

El asunto del peaje no era más que una treta de Von Tronka para extorsionar a los vecinos de la comarca. Michael Kohlhaas se da cuenta de que ha sido burlado y acude a la justicia, pero donde esperaba encontrar apoyo sólo recibe amenazas y humillaciones.

Entonces Kohlhaas, un hombre de recta moral y hasta entonces defensor de las leyes, decide aplicar el derecho por su cuenta y entra, empujado por la desidia del sistema y por el abuso de unos pocos, en un mundo sin ley, haciendo suyo ese refrán que dice que donde las dan las toman y confundiendo, desde ese mismo instante, justicia con venganza.

¿Qué sucede cuando las leyes no se cumplen? ¿Qué sucede cuando los derechos de uno se encuentran en las manos de ineptos e interesados burócratas? ¿Qué pasa si el ofendido decide reivindicar sus derechos a base de porrazos? Sabemos que todo acto tiene consecuencias y puede parecernos desproporcionada la respuesta de Kohlhaas; sin embargo, ¿existe alguna fórmula que permita cuantificar el daño moral que el protagonista de la novela ha sufrido?

Michael Kohlhaas se lee de un tirón, tiene un lenguaje directo y sus personajes están muy bien estructurados. La trama se desarrolla en el siglo XVI, en Dresden, en tiempos de Martín Lutero.

Kohlhaas existió realmente, fue un tratante de caballos llamado Hans. El nombre de Michael se lo puso el escritor para vincular a su protagonista con el arcángel Miguel, el guerrero espiritual.

Heinrich von Kleist (1777-1811) está considerado uno de los escritores más importantes del romanticismo alemán. Michael Kohlhaas se encuentra dentro del catálogo de la Editorial Nórdica y está traducido por Javier Orduña.

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