LUIS ROGELIO NOGUERAS. POEMAS

«La poesía está en todas partes, mas la cuestión es dar con ella.»
José Zacarías Tallet

El Premio Casa de las Américas comenzó su andadura por el bosque de las letras en 1960, poco tiempo después del triunfo de la revolución en Cuba. En sus comienzos, el galardón de la Casa de las Américas, que abarcaba los géneros de la poesía, la novela, el cuento, el ensayo y el teatro, recibió el nombre de Concurso Literario Hispanoamericano, pero este fue modificado en 1965 para que pudieran participar los intelectuales americanos de habla francesa, portuguesa e inglesa. Con el paso del tiempo, el cuento infantil y el testimonio se sumaron a la competición por tan preciada recompensa.

El poeta, guionista y novelista Luis Rogelio Nogueras (1944-1985) obtuvo en 1981 el Premio Casa de las Américas  por Imitación de la vida, su tercer poemario. No hubo desacuerdo alguno entre el jurado compuesto por Juan Gelman (Argentina), José Emilio Pacheco (México), Fayad Jamís (Cuba) y Antonio Cisneros (Perú). Anteriormente, en 1967, Nogueras recibió, inaugurando un certamen que creó la UNEAC para autores inéditos, el Premio David de Poesía, que le fue otorgado por el jurado compuesto por los poetas Manuel Díaz Martínez, Heberto Padilla y Luis Marré —el reconocimiento fue compartido con la poetisa Lina de Feria.

Imitación de la vida es un poemario cargado de ironía y certifica la dualidad del tiempo en que fue escrito. Por un lado, la revolución aún tenía la capacidad de generar esperanzas; pero, por otro, ya se mostraba experta en poner bozales —el Quinquenio Gris, el caso Padilla, Los Marielitos…—. Los versos de este libro, sin acudir a consignas panfletarias, hablan de amor y de compromiso social ante la pobreza, la discriminación y la exclusión. Imitación de la vida es una confesión, es un festín de metáforas comprometidas, donde las ambigüedades no tienen cabida. Y, claro, cuando uno se confiesa expone lo que piensa. Por eso, Imitación de la vida es un testimonio poético.

Imitación de la vida está dividido en cuatro partes: Época, Ama al Cisne Salvaje, Antología Apócrifa y Hay que buscarlo al poema. En la tercera parte, Antología Apócrifa, los títulos van precedidos de una pequeña biografía que nos acerca a quien, supuestamente, ha escrito esos versos. Porque Nogueras juega, inventa una historia, idea un vate para cada uno de los poemas alojados en el capítulo.

Con la intención de recordar la poesía de Luis Rogelio Nogueras, a quien conocí de niña y del que guardo un grato recuerdo: nos regalaba caramelos y nos alertaba, cuando nos desmadrábamos, «de la llegada de piratas —padres— a la costa», copio algunos de los títulos recogidos en Imitación de la vida.

Acompaño los poemas con las ilustraciones del artista cubano Carlos Manuel Guzmán Hernández: busco un falso distanciamiento entre texto y pintura; y escribo falso porque la metafísica, ataviada de fantasía, de Carlos Manuel representa muy bien el espíritu hechizado de los intelectuales cubanos en los primeros años de la revolución, cuando el lobo castrista aún no había mostrado del todo su fiereza.

Luis Rogelio Nogueras pertenece a la segunda promoción poética de la Revolución, que es posterior a la «conversacional» o Generación del 50. Nogueras salió de las trincheras del Caimán Barburdo, cuyos miembros fundadores fueron despedidos en 1967 por apoyar un texto que no gustó al Estado totalitario. Luego de haber sido marcado por el dragón de la Plaza de la Revolución, trabajó en un taller de impresión tipográfica. El poeta fue editor, corrector, guionista de cine, autor de novelas policíacas…

Zanahoria lo llamábamos los que en aquellos tiempos éramos los niños de la UNEAC —por aquel entonces estábamos muy ocupados en jugar y desconocíamos que su premio llevaba un título que describía el rasgo que más lo definía: se llama Cabeza de zanahoria.

¡Qué tiempos aquellos de carreras por los pasillos y esperas pacientes bajo la mata de mango! Entre el eco de antiguas risas que me acompañan, entre recuerdos de pañoletas y uniformes, talleres de papier mâché, croquetas de comino y promesas obligadas de que «seríamos como el Che», pasea por mi memoria la cabeza incendiaria de Wichy el Rojo.

«Creo que aquí  yo con este libro cierro un camino, agoto por lo menos hasta la medida de mis fuerzas y de mis posibilidades, de mi imaginación, mi talento y mi cultura, cierro un camino. En ese sentido es un libro resumen-suma.»

I. ÉPOCA

El bosque y tú.

ALLUDE A ESA POBRE CIEGA

Allude a esa pobre ciega
dice el cartel manchado que cuelga del cuello
frágil de esa anciana.
El rostro martirizado permanece inmóvil,
los ojos sin vida lagrimean,
las manos huesudas parecen de madera
sobre la falda mugrienta.
Y yo pienso que debe tener mucho frío bajo esos
harapos, que la caverna de su boca desdentada
acaso nunca ha probado otra cosa que duro y
negro pan. Y entonces el pequeño burgués salta de mi
pecho
sonando unas monedas;
su blando corazón de cera comienza a derretirse
de piedad.
Pero el otro que hay en mí se revuelve,
sacude al tonto burgués por la solapas,
hace volar de un manotazo las monedas,
le grita en la cara
que sólo la revolución
podrá hacerle justicia
a esa anciana.

Sin título

ÉPOCA

Época
tú ganaste todas las batallas
aunque muchos de tus hijos no volvieron

Época
tú venciste en Kursk y Stalingrado
en Berlín y en Die-Bien-Phu
tú pusiste en nuestros labios partidos
roncos himnos de victoria
tú convertiste los reveses en carbón
para el horno del coraje

Época
tú nos enseñaste a no morir sino a dar la vida
tú nos enseñaste a vender cara nuestra sangre
tú cargaste a la bayoneta en el paralelo 38
y nos hiciste firme el pulso en el Moncada
tus arengas
sacudieron nuestras filas
en Argel y en Girón
en Cabinda y en las ardientes arenas de Ogadén

Época
tú ganaste todas las batallas
aunque muchos de tus hijos no volvieron
y aún otros no volverán

Época
de los combates que nos aguardan a tu lado
hasta que podamos escribir con nuestros dedos
partidos
sobre el último pedazo de tierra esclava
hombres
sois libres
vuestros lobos han muerto

II. AMA AL CISNE SALVAJE

La obra magna.

MATERIA DE POESÍA

Qué importan los versos que escribiré después
ahora
cierra los ojos y bésame
carne de madrigal
deja que palpe el relámpago de tus piernas
para cuando tenga que evocarlas en el papel
cruza entera por mi garganta
entrégame tus gritos voraces
tus sueños carniceros

Qué importan los versos donde fluirás intacta
cuando partas
ahora dame la húmeda certeza de que estamos vivos
ahora
posa intensamente desnuda
para el madrigal donde sin falta
florecerás mañana

¿Dónde estás marinero? 

A UNA DAMA

Tus ojos perderán ese brillo único
que me corta el aliento
y sobre el cual he escrito no sé ya cuántos poemas
Tu piel dejará de ser
como la del durazno
Tus cabellos no serán más
como seda negra sobre tus hombros
(que ayer comparé con el mármol)
Pero también mis poemas envejecerán.

Por tanto qué pueden importarnos hoy
las fealdades y el polvo del mañana.
Ahora eres la muchacha más linda del mundo
y estos son los mejores versos de amor de esta época.

Estrella del Norte.

ULISES

Todo estaba en regla:
me ausenté los años necesarios;
afronté cíclopes y cantos de sirena;
regresé
y me reconoció el viejo
y fiel perro.
Pero tú, oh, ingrata, tú, que no has leído a Homero,
ni una puntada diste siquiera sobre el tapiz;
y ahora te encuentro,
cargada de hijos (medios hermanos de mi Telémaco)
llorando
porque acaba de dejarte
el primer pretendiente que llegó a tu puerta
no bien hube partido
hacia Troya.

III. ANTOLOGÍA APÓCRIFA

Sin título.

JOE BELL

Por falta de pruebas, no queda otra alternativa que aceptar como legítima la tesis que hace más de treinta años viene sosteniendo con denuedo el crítico inglés Thomas Hogarth: «Murder» fue escrito por un antiguo maestro de gramática de Conan Doyle llamado Joe Bell, en cuyo rostro afilado, extravagantes gustos y curiosa habilidad para notar ciertos detalles está inspirado en parte Sherlock Holmes.
Muy poco se sabe del tal Bell. El propio Hogarth puede ofrecernos escasos datos concretos sobre el enigmático modelo del inmortal Holmes. La carta de triunfo que ha enarbolado el crítico inglés para defender su tesis es una escueta nota, aparecida en la página correspondiente al martes 11 de febrero de 1888 del libro de cuentas del desaparecido periódico londinense Express en la que se consigna:
Fueron pagadas 17 guineas a nom/bre/ de Mr. Joe Bell, autor del poema «Murder» que apareció en la edición del 8-2 firmado por William Eliot, seud/ónimo/
Hogarth afirma que el director de Express, Sir Gilbert Cuff, era íntimo amigo de Doyle y que, probablemente fuera este quien le remitiera el poemita de su antiguo maestro.
La traducción (en versos libres) de «Murder» ha sido hecha por Samuel Espada, quien ha preferido titularlo «El último caso del inspector».

EL ÚLTIMO CASO DEL INSPECTOR

El lugar del crimen
no es aún el lugar del crimen:
es sólo un cuarto en penumbras
donde dos sombras desnudas se besan.

El asesino
no es aún el asesino:
es sólo un hombre cansado
que va llegando a su casa un día antes de lo
previsto,
después de un largo viaje.

La víctima
no es aún la víctima:
es sólo una mujer ardiendo
en otros brazos.

El testigo de excepción
no es aún el testigo de excepción:
es sólo un inspector osado
que goza de la mujer del prójimo
sobre el lecho del prójimo.

El arma del crimen
no es aún el arma del crimen:
es sólo una lámpara de bronce apagada,
tranquila, inocente
sobre una mesa de caoba.

IV. HAY QUE BUSCARLO AL POEMA

La flauta mágica.

SUEÑO
Los niños, versos vivos
José Martí

Cuando duermes, hija mía
en el alma de la noche
quizá tu sueño derroche
lo que busco, la poesía.
Y luego al llegar el día
despiertas y se te olvida
el poema que dormida
compusiste sin esfuerzo.
¡Y a otros hacer un verso
les toma toda la vida!

Una máquina en el horizonte.

ACTA

Siendo las 3 y 30 de la madrugada
del martes 13 de enero de 196…
una patrulla de críticos literarios
que realizaba su ronda nocturna
sorprendió al poeta conversacional E… S…,
mayor de edad, casado,
leyendo a Villaespesa.
El susodicho individuo fue detenido de inmediato
y en horas de la mañana del propio día
se practicó un registro en su gabinete de trabajo,
ocupándosele:
a) dos sonetos de su propia inspiración,
B) un diccionario de rimas,
c) las obras completas de Vargas Vila.
Durante el interrogatorio el acusado
confesó haber escrito varias silvas y un romance
bajo el seudónimo de «El enamorado de la luna».

Se le seguirá un proceso por alta traición.

Sintonízate con el Universo.

TODO

Sueños y tardes
árboles acariciados por el viento y lágrimas
sombras vivas y semillas
ternuras y el cobre de múltiples ocasos
ruidos y alcobas
intemperies y abruptos silencios
arcángeles
puños cerrados
sed
mocedades
amigos
escollos
labios
sonrisas
adioses
todo
para alimentar
el fuego
de
la
poesía

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