POESÍA CHINA
POETISAS Y POETAS
«Es la vida del hombre como el agua que corre».
Emi Siao
Pinzón en una rama de bambú, Emperador Huizong (1082-1135), de la dinastía Song del Norte, tinta sobre seda.
La poesía china, la más longeva que se conoce, es ánfora que atesora la lírica de hombres y de mujeres que nos cuentan de qué manera el universo ha influido en la historia de sus cotidianidades.
La mística, la naturaleza, las tradiciones y la búsqueda de un lenguaje expresivo, preciso y bello, de un decir que nos conduzca más allá de lo evidente, son, a grandes rasgos, los pilares en los que se sostiene la poesía de aquellos que han cantado al agua, que corre o se estanca, a la flauta que suspira por los guerreros sacrificados en las batallas, a la aurora que anuncia otro día de incertidumbres, a las deseosas de amores que agonizan en matrimonios concertados, a las niñas que lloran por ser desdeñadas, a los resignados crisantemos que caen deshojados.
El suspiro ondulante es una constante en la poesía china.
Junto a un camino de montaña en primavera, Ma Yuan (1160-1225), dinastía Song del Norte, tinta sobre seda.
(Monje poeta buscando inspiración en la naturaleza).
Los lirios, ajenos a las manos callosas de las hilanderas de cáñamos, el influjo que en el alma tienen los colores que pintan los meses del año, la cólera del viento, que es manto de invierno, las flores del ciruelo goteando sobre el verde jade, el vino disipando las penas de los poetas chinos…
Las estaciones del hombre —infancia, adolescencia, adultez y vejez—, el socorro pagado con moneditas de cobre y el bien que con bien se paga. Lo que la luna cuenta de nostalgias, soledades, amistades, indiferencias, exilios, guerras, vanidades, muertes, pobrezas, silencios, soledades… La felicidad y la hermosura glosadas por violines y cítaras. Las golondrinas trinando amores carnales, torturados, bucólicos… Nada escapa de la aureola melancólica que corona a la milenaria poesía china.
La poesía china, profunda y refinada, es extensa en cuanto a temas y busca entender y dar sentido a la conducta humana. La rima, el ritmo, el metalenguaje, las metáforas, las repeticiones, las onomatopeyas… Todos los recursos de la escritura son espejos reflejando ideales, emociones y sugestiones, porque el verso es capullo abriendo para que transite el alma.
Seis palosantos, Mu Qui (h. 1210 – h. 1288), tinta sobre seda.
(Esta pintura, de trazo rápido, fondos limpios y veladuras, es una de las más famosas de la dinastía Song del Sur).
La poesía china es reflejo de las múltiples eras dinásticas que reinaron el país asiático, de ahí la riqueza de dialectos y los cambios que los siglos aportan no sólo a las costumbres, sino también a la fonética; de ahí las distintas experiencias sensoriales que la lírica asiática muestra. Hubo períodos de esplendor cultural, donde el poeta era venerado, y hubo épocas donde los conflictos tribales sombrearon cualquier ápice de esperanza. La grandeza y el declinar se entretejen en la poesía china, de igual manera que se encadenan en la vida misma.
Tanto los poemas iniciales, los de estilo antiguo regidos por cantos y baladas, como los descriptivos, o los contemplativos, o los sintéticos, o los «nuevos subjetivos», o los que recurren a artificios teatrales… Tanto los poemas cortos, como los largos, como los escritos en prosa o como los urbanos o rurales… Tanto los de ánimo alzado como los de ánimo atribulado —danzan enlazados— revelan la búsqueda de la belleza y de la sutileza a través de la palabra que se manifiesta con una caligrafía… ¡dibujada y tintada!
Fragmento del Prefacio de la Recopilación del Pabellón de las Orquídeas (353 d. C), Jin Wang Xizhi.
(Una de las grandes obras maestras de la caligrafía china).
Hace unos años compré en una librería, de esas que llamamos «de viejos», un poemario publicado en Buenos Aires por la Compañía General Fabril Editora (1972). Poesía china es el resultado del trabajo de María Teresa León y de Rafael Alberti, que son los responsables de la selección, de la estupenda traducción y del didáctico prólogo que nos ayuda a introducirnos en un mundo que, para muchos, sigue siendo atractivo, enigmático y lejano.
Es de la edición que menciono —hay otra posterior, en Visor— que escojo a las poetisas y a los poetas que dejaré a continuación y que me han inspirado los dibujos que los acompañan.
Poesía china comienza con un poema en prosa escrito por Lu Ki en el siglo III. En Arte literaria leemos el siguiente consejo: «Hallar palabras decisivas y colocarlas en los lugares importantes de una composición literaria es conseguir el látigo que estimula al caballo».
POEMAS
CANCIÓN DE LA DINASTÍA HAN
(202 a. de C. a 220 d. de C.)
Tenía quince años
cuando dejé mi casa para ser soldado.
Licenciado e inútil,
de vuelta a mi ciudad, pregunté:
—¿Quién vive ahora en mi antigua casa?
Entonces señalaron con el dedo, riendo:
—Mira, allá está tu lugar,
es ese calvero rodeado de pinos y cipreses.
¡Qué desierto está todo!
¡Los conejos corren
de madriguera en madriguera,
los faisanes silban en el alero del tejado,
crecen en el patio plantas salvajes
y hay yerbas en el pozo!
Y entonces me llegué a ver
cómo era mi casa,
y herví un puñado de grano
y me asomé a la puerta
y miré hacia el Este, preguntándome:
¿A quién podría yo llamar ahora para comer conmigo?
Y pronto mis lágrimas comenzaron a caer,
manchando mi traje.
*
ANÓNIMO
Si tú me quieres aún,
mi falda levantaré,
para atravesar el Chen.
Si ya no piensas en mí,
otros jóvenes habrá,
¡oh, muchacho ligero e inconstante!
Si tú me quieres aún,
mi falda levantaré,
para atravesar el Wei.
Si ya no piensas en mí,
otros mancebos habrá,
¡oh, muchacho ligero e inconstante!
*
CANCIÓN
Lu ki
(261-303)
Un viento suave corre el bosque, soplando tenuemente;
las ramas, alargando sus hojas, crean la sombra;
zurean las torcazas, baten alas, se buscan;
a lo lejos, las oropéndolas chillan.
Yo pienso que el tiempo huye y mi corazón se quiebra.
Los soles y las lunas se suceden sin pausa,
toda distancia en un instante se recorre.
Poco a poco los mortales desaparecen;
su brillo es un fulgor, se van y no regresan.
Mi pensamiento sufre sin poder desatarse.
Antes yo era joven, despreocupado y me asombraba
ver a los hombres apresurarse a gozar los menores momentos.
Me preguntaba: ¿Por qué tan apresurados, qué buscan?
Ahora sé que la razón los acompañaba.
Una vez viejos, la edad viril se extingue.
Después de la elevación, es necesaria la caída.
La noche es oscura y sin límites.
¿Cómo no apresurarnos cuando aún tenemos tiempo?
¿Un poco de alegría antes de reposar eternamente?
¿A quién legaríamos los amores que aún no hemos agotado?
El hombre que vive en el mundo busca la calma;
cuando la consigue, se alegra.
Pero los caminos del mundo son innumerables y extensos;
las penas se cruzan, los dolores se confunden,
la vejez llega pronto. Suspiremos largamente.
*
MI AMADO
CHING YEN
(Siglo V)
Mi amado hace tiempo que está en la guerra,
y aquí estoy yo, sola, mirando estas paredes
en donde hoy cuelgan instrumentos musicales.
Mis cabellos se agrisan sobre una simple almohada,
mi belleza se marchita bajo la luz de una simple lámpara
y guardo en mi corazón la pregunta sin fin:
¿Cuándo en nuestras fronteras cesará la guerra?
¿Cuándo se detendrá su caballo otra vez en nuestro patio?
*
PENSAMIENTOS OTOÑALES
LI PO
(701-762)
En la montaña de Yen-Shih las doradas hojas del otoño
caen y yo voy a la torre de nuestra casa
para pensar en ti.
En el cielo se abren
las azules nubes de las aguas
y de las llanuras fronterizas
llega el primer aliento del invierno.
Ahora los hombres de las tribus
están en el desierto rehaciendo sus fuerzas
y los mensajeros de Han ya han regresado de Yu-men Huan.
Pero no hay noticia alguna del retorno de mi marido
y siento cómo mi corazón se quiebra
mientras veo marchitarse las orquídeas.
*
ELIGIENDO CINTAS
TU FU
(712-770)
Eligiendo cintas, toma la más larga.
Eligiendo flechas, toma la más fuerte.
Matando hombres, mata primero su caballo.
Tomando prisioneros, cautiva primero a sus capitanes.
Hay un límite para la matanza de los hombres.
Un pueblo debe tener fronteras y atenerse a ellas.
Es suficiente con mantener alejados a los enemigos.
No tiene sentido tantos heridos, tantos muertos.
*
DESDE EL LEJANO AMAN
PO CHU YI
(772-846)
Desde el lejano Aman nos han mandado
este papagayo de fuego, esta ave emplumada
con todos los colores de la flor del durazno,
este sabio hablador que charla como un hombre.
Y como a todos los hombres de valer,
lo han metido en una jaula,
y sentado en una alcándara se pregunta:
—¿Cuándo podré gustar la vida de nuevo?
*
QUÉ TRISTE ES SER MUJER
WANG YU TCHENG
(Poetisa y cortesana del siglo X)
¡Qué triste es ser mujer!
Nada hay en el mundo tan poco estimado.
Los chicos varones se yerguen en la puerta
como dioses caídos del cielo,
su corazón desafía a los cuatro océanos
y al viento y al polvo de mil millas.
Nadie se alegra en cambio cuando una niña nace.
Ni sus parientes le hacen caso.
Cuando crece se oculta en su aposento,
temerosa de mirar el rostro de un hombre.
Ninguno llora si ha de dejar el hogar paterno…
Sale rápidamente como una nube que al pasar esparce su lluvia.
Con la cabeza baja y el rostro sereno,
muestra los dientes entre los labios, arrodillándose incontables veces.
*
A UN AMIGO AL QUE LE NACIÓ UNA HIJA
MEI YAO TCHEN
(Siglo XI)
Cuando nace un varón, toda la familia está contenta.
Cuando nace una niña, todos están avergonzados.
Cuando nace un varón, corren a anunciarlo a los vecinos.
Cuando nace una niña, ponen mal gesto.
Cuando el muchacho crece, se le dan libros y versos.
Cuando crece una muchacha, se la manda a cuidar el gallinero.
¿Cuándo llegará el momento en que un novio venga
a saludar en la sala de ceremonias a sus suegros?
*
SOBRE LA MÚSICA «JUNTANDO MORAS»
LI CHING CHAO
(Poetisa, 1081-1140)
Al caer la tarde, la lluvia y el viento
levantan todo el calor del día.
Dejo de tocar el h’uang y el sheng
para pintarme ante el espejo.
A través de mi ropa fina,
mi carne es lisa y perfumada.
Sonriente digo a mi amado:
—Serán frescos y ligeros
cortina, colchón y almohada.
*
TRISTEZA
FANG WEI-YI
(Poetisa, SIGLO XVI)
Mi vida sólo se apoya en mis padres,
mi corazón encierra gran tristeza.
Comienzan mis cabellos a cambiar de color,
voy errando por mi casa solitaria.
¡Qué penosa y difícil es mi vida!
¿Cómo contar todos sus detalles?
A los dieciséis años perdí a mi marido;
contaba diecinueve cuando murió mi hija.
La llevaron a enterrar en el barrio del este bajo unos sauces jóvenes
y su morada eterna es lúgubre, cubierta de rocío y de nieve,
de yerbas locas que aparecen en los fríos pabellones.
¿Por qué la duración de la vida es tan desigual?
¿Por qué la voluntad del cielo no es constante?
Intento consolarme sola,
evitar que mi dolor aumente.
Veo a los pájaros refugiarse en una misma rama.
Mi viejo nido, ¿cómo lo podría yo olvidar?
*
VIAJE
TSENG KUO-FAN
(Siglo XIX)
Recuerdo un viaje, navegando sobre el río,
en medio de la noche, con viento malo, tormenta de primavera.
El piloto había roto el timón y lloraba en voz alta,
los viajeros, crispados en sus lechos, estaban verdes de miedo.
Suplicaban todos a los cielos que protegieran sus vidas.
Todos veían bien que no eran más que arena flotando por el mundo.
Ahora que habéis partido, ¿dónde estáis y qué fue de vosotros?
Da tristeza regresar a los caminos que recorrió la vida.
*
PUEDO DAR
CH’IU TSING
(Poetisa, 1874-1907)
Puedo dar mil onzas de oro por una buena espada,
cambiaría con gusto mi cibelina por un vaso de vino.
Pero doy precio más alto a mi sangre ardiente,
que sacrificada aún tendrá la fuerza de las olas azules.
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«En la ceniza escribo» (Akutagawa Ryünosuke). Haikus.
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Diván de poetisas árabes contemporáneas. Poemas.