El oso y el piano (David Litchfield).

EL OSO Y EL PIANO

«¿Qué debe ser esta cosa tan rara?»

Al empezar a leer las aventuras de este osezno peludo, que llega a convertirse en un oso pardo de elegante traje, las guardas del álbum te introducen en un luminoso bosque. Allí, bajo los inmensos árboles, se encuentra un piano que llama la atención del pequeño. Así comienza este cuento que enseña a los niños que el trabajo y la constancia son garantías de éxito profesional.

Pero…, ¿qué es lo que lleva al protagonista de El oso y el piano a descubrir sus aptitudes musicales? ¡La curiosidad! El osito, al ver ese objeto tan grande, de madera y con teclas, se acerca y lo toca con sus garras: cuando el objeto suena… huye despavorido. Sin embargo, a la mañana siguiente está nuevamente frente al instrumento. Y así, un día tras otro, se acerca a tocar el piano. El plantígrado descubre su vocación y los ruidosos sonidos se transforman en hermosas melodías.

Falta, entonces, la oportunidad, que también llega; pues donde hay estudios y conocimientos esta se manifiesta.

El oso pardo, adornado con su elegante levita, viaja por el mundo llenando los teatros con su música. Recibe aplausos y elogiosas críticas. Pero el pianista tiene una pena muy grande porque su primer público, sus compatriotas del bosque, atrás han quedado. El oso regresa a su casa, ofreciendo a los niños otra enseñanza: las raíces no se pierden.

En El oso y el piano los niños comprenden que el hogar, la familia y los amigos de la niñez viajan con nosotros en el tren de la vida.

El oso y el piano ha sido galardonado con el Premio Libro Infantil de Waterstones 2016 por sus ilustraciones, que son realmente entrañables. Está publicado por la editorial Blume y se recomienda a peques de entre cuatro y seis años.